31) Cambio de mentalidad y sensibilidad espiritual.

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La personalidad de los Discípulos de Jesucristo.

         En relación con las capacidades o habilidades cognitivas, se involucran procesos de información y mentales acerca del conocimiento. Hemos afirmado la existencia de tres tipos de conocimiento: natural, espiritual y celestial. Cada uno de estos engloba todos los demás conocimientos existentes afines a su dimensión correspondiente. En nuestro caso el análisis, estudio e investigación es sobre el énfasis de la atención y concentración de la actividad mental enfocada en Jesucristo. En su primera venida Jesús dijo: “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay: de otra manera os lo hubiera dicho: voy, pues, á preparar lugar para vosotros. Y si me fuere, y os aparejare lugar, vendré otra vez, y os tomaré á mí mismo: para que donde yo estoy, vosotros también estéis” (Juan 14.1 al 3 – RVR1909). En este pasaje Jesucristo promete volver otra vez. En el caso de su segunda venida está la señal de la Edad del Calentamiento Global:

“El Dios de dioses, Jehová, ha hablado, Y convocado la tierra desde el nacimiento del sol hasta donde se pone. De Sión, perfección de hermosura, Ha Dios resplandecido. Vendrá nuestro Dios, y no callará: Fuego consumirá delante de él, Y en derredor suyo habrá tempestad grande. Convocará á los cielos de arriba, Y á la tierra, para juzgar á su pueblo. Juntadme mis santos; Los que hicieron conmigo pacto con sacrificio. Y denunciarán los cielos su justicia; Porque Dios es el juez (Selah)” (Salmos 50.1 al 6 – RVR1909).

 

         Se dice que la señal del calentamiento global llegó para quedarse y no hay marcha atrás. La expresión “Fuego consumirá delante de él” mencionada en el pasaje anterior de los Salmos, también se dice en el profeta Joel: “Delante de él consumirá fuego, tras de él abrasará llama; como el huerto de Edén será la tierra delante de él, y detrás de él como desierto asolado; ni tampoco habrá quien de él escape. Su parecer, como parecer de caballos; y como gente de á caballo correrán. Como estruendo de carros saltarán sobre las cumbres de los montes; como sonido de llama de fuego que consume hojarascas, como fuerte pueblo aparejado para la batalla” (Joel 2.3 al 5 – RVR1909).  También el profeta Isaías realiza una mención similar: “Y la luz de la luna será como la luz del sol, y la luz del sol siete veces mayor, como la luz de siete días, el día que soldará Jehová la quebradura de su pueblo, y curará la llaga de su herida. He aquí que el nombre de Jehová viene de lejos: su rostro encendido, y grave de sufrir; sus labios llenos de ira, y su lengua como fuego que consume” (Isaías 30.26 al 27 – RVR1909).

 

         Por lo tanto, conscientes de la presencia del calentamiento global como señal de los tiempos finales, la pregunta es la siguiente: ¿Cuál es la clave para el cambio de mentalidad y sensibilidad espiritual? Pero ¿qué o quién determina esta clave? La clave es la preparación para la segunda venida de Jesucristo. De manera que es la condición de conocimiento que uno tiene sobre el cambio, disposición y mejora, requeridos para recibir a Jesucristo en su segunda venida. Lo que determina es el nivel necesario de preparación preventiva, para la espera o esperanza en la promesa de la segunda venida de Jesucristo. Es un estado de consciencia y ánimo de ser y tener la condición personal suficiente, para encontrarse con el Señor en su segunda venida. Es la certeza y seguridad de la posibilidad de alcanzar y lograr la participación de recibir la transformación corporal, para tener vida eterna con el Señor Jesucristo en su venida. La confianza y convicción de haber realizado o rectificado lo necesario para estar preparado, en el momento adecuado, oportuno y presente, en relación con la segunda venida del Señor Jesucristo. Es imprescindible una excelente forma o manera de ser, en todo lo relacionado a la actitud, carácter y personalidad en general, comparado con el ejemplo y modelo de vida en profundidad en Jesucristo. Además del predominio de una intención optimista y positiva con la mirada puesta en Jesús, como el Maestro y Mentor de nuestras vidas.

 

         El mayor bien inmaterial y material ofrecido por Dios Padre para beneficio del ser humano, es la posibilidad de gozar la recompensa de estar corporalmente transformados al lado de su Hijo Jesucristo, a partir de su encuentro en la segunda venida del Señor. Este cumplimiento de cuerpo incorruptible para la vida eterna, es la culmine o clímax, de la relación espiritual con Jesucristo en el corazón y la mente de cada uno en la vida presente. Por esta razón cuando muere una persona en la paz de Cristo, se refiere a su condición del ánimo con sosiego y tranquilidad, mayormente del temperamento pacífico moldeado por Jesucristo, preparado con anticipación durante el trayecto de su vida cotidiana, para morir en cualquier momento con la paz y santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Precisamente a estos principios, valores y virtudes heredados por Jesucristo, la mayor de todas es el amor y caridad que son representados por la Persona y la Personalidad de Jesucristo. Esto significa que ante todo Jesucristo es primero: “Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Y si alguno edificare sobre este fundamento oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca; La obra de cada uno será manifestada: porque el día la declarará; porque por el fuego será manifestada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego hará la prueba” (1 Corintios 3.11 al 13 – RVR1909).

 

         Por cierto, según mencionamos acerca del calentamiento global, el pasaje mencionado anteriormente se reitera nuevamente la mención del fuego, pero el tema que nos atañe en este análisis es el amor y caridad representados por Jesucristo: “Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo caridad, vengo á ser como metal que resuena, ó címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia; y si tuviese toda la fe, de tal manera que traspasase los montes, y no tengo caridad, nada soy. Y si repartiese toda mi hacienda para dar de comer á pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo caridad, de nada me sirve” (1 Corintios 13.1 al 3 – RVR1909). Ahora realicemos una dinámica de parafrasear el pasaje anterior y cambiar la palabra amor o caridad por el nombre de Jesucristo:

1) Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo A JESUCRISTO, vengo á ser como metal que resuena, ó címbalo que retiñe.

2) Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia; y si tuviese toda la fe, de tal manera que traspasase los montes, y no tengo A JESUCRISTO, nada soy.

3) Y si repartiese toda mi hacienda para dar de comer á pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo A JESUCRISTO, de nada me sirve.

 

         La dinámica anterior es muy interesante para comprender y entender, la explicación de por qué a pesar de repartir todas las posesiones para dar de comer a los empobrecidos, si se hace sin el amor y la caridad, de nada nos sirve. En realidad el amor y la caridad es lo mismo que dar todo lo que tienes para alimentar al más desposeído y necesitado:

 “Entonces Jesús mirándole, amóle, y díjole: Una cosa te falta: ve, vende todo lo que tienes, y da á los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz. Mas él, entristecido por esta palabra, se fué triste, porque tenía muchas posesiones. Entonces Jesús, mirando alrededor, dice á sus discípulos: ¡Cuán dificilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas! Y los discípulos se espantaron de sus palabras; mas Jesús respondiendo, les volvió á decir: ¡Hijos, cuán dificil es entrar en el reino de Dios, los que confían en las riquezas! Más fácil es pasar un camello por el ojo de una aguja, que el rico entrar en el reino de Dios. Y ellos se espantaban más, diciendo dentro de sí: ¿Y quién podrá salvarse? Entonces Jesús mirándolos, dice: Para los hombres es imposible; mas para Dios, no; porque todas las cosas son posibles para Dios. Entonces Pedro comenzó á decirle: He aquí, nosotros hemos dejado todas las cosas, y te hemos seguido” (Marcos 10.21 al 28 – RVR1909).    

         ¿Cómo comprender y entender toda esta dinámica? Jesús fue notable por su actividad y energía a favor de los más necesitados, entre los empobrecidos, enfermos y los sufridores por la falta del alimento, tanto espiritual como material, sin embargo, habla en contra de quienes no toman en cuenta a Dios en la vida cotidiana, de quienes se afanan y llenan de ansiedad y preocupación, debido a la desconfianza a Dios Padre. Lo mismo de quienes en el otro extremo se aferran al enriquecimiento, ya sea por acumulamiento, avaricia, codicia, envidia, lucro, opulencia, ostentación y vanidad. Lo que pasa es que según parafraseamos, en este caso el pasaje menciona el amor y caridad en referencia a Jesucristo: “Y si repartiese toda mi hacienda para dar de comer á pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo caridad, de nada me sirve” (1 Corintios 13.3 – RVR1909). El sentido de este mensaje es el siguiente: Y si repartiese toda mi hacienda para dar de comer á pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo A JESUCRISTO, de nada me sirve. Esto es semejante a la sociedad que se avergüenza, descarta y desecha a Jesucristo en sus vidas. Aquella sociedad que discrimina y excluye a Jesucristo en su cotidianidad. Uno de nuestros lemas es el siguiente: Mejorar la actitud y la personalidad según el ejemplo y modelo de Jesucristo, nos hace sus discípulos. ¡Enamórate de Jesucristo con toda la pasión! ¡Sin ánimo de lucro ni proselitismo! El cambio de mentalidad y sensibilidad espiritual, es tener a Jesucristo presente en toda circunstancia, lugar y momento, esto implica en todo el espacio y tiempo que abarca nuestras vidas. Significa esto que el propósito y sentido de la vida es vivir en, para y por Jesucristo. Así es, por esto hay que leer en profundidad la palabra de Dios: “Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Erráis ignorando las Escrituras, y el poder de Dios” (Mateo 22.29 – RVR1909).

 

         El ejemplo y modelo de Jesucristo en la sensibilidad espiritual, incluye la compasión, misericordia, solidaridad, ternura, entre otros, además del amor y caridad. Hay un pasaje que describe a Jesucristo en todos estos principios, valores y virtudes: “La caridad es sufrida, es benigna; la caridad no tiene envidia, la caridad no hace sinrazón, no se ensancha; No es injuriosa, no busca lo suyo, no se irrita, no piensa el mal; No se huelga de la injusticia, mas se huelga de la verdad; Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta” (1 Corintios 13.4 al 7 – RVR1909). Se insiste que el ejemplo y modelo rechazado por el mundo y la sociedad en general, es el de Jesucristo. En la historia de la humanidad han surgido decenas o cientos de filosofías y teorías, muchas de ellas o sus fundadores, gestores o promotores han prevalecido, especialmente se han vuelto famosas y reconocidas a nivel histórico y mundial. Pero al final se discrimina y excluye a Jesucristo, a quien el mundo no le da el debido reconocimiento, ni por respeto a la voluntad de Dios Padre. ¿Hasta qué grado, nivel o punto la humanidad está preparada para la segunda venida de Jesucristo? El distanciamiento por salud social a nivel mundial podría ser la antesala, de adquirir consciencia del respeto y temor a Dios en sociedad, además del reconocimiento del acercamiento al tiempo del fin y la pronta y más evidente e inminente segunda venida de Jesucristo. También reconocer la magnitud social de la discriminación y exclusión que se hace a Jesucristo y a la voluntad de Dios Padre. Esto inevitablemente requiere un cambio de mentalidad y sensibilidad espiritual, volvernos a Dios por la posibilidad de futuras pandemias aún más contagiosas y graves, que atentan un desastre mundial, reforzado por la evolución y mutación de enfermedades afectadas por el calentamiento global. Este volverse a Dios por parte de la sociedad, sería muestra de mansedumbre y humildad para pedir auxilio, ayuda y clemencia en tiempos de crisis mundial. Jesucristo dijo:

“En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, que hayas escondido estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las hayas revelado á los niños. Así, Padre, pues que así agradó en tus ojos. Todas las cosas me son entregadas de mi Padre: y nadie conoció al Hijo, sino el Padre; ni al Padre conoció alguno, sino el Hijo, y aquel á quien el Hijo lo quisiere revelar. Venid á mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga” (Mateo 11.25 al 30 – RVR1909).

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