Existe la posibilidad de gozo perpetuo y una paz interior en cada persona, pero los sucesos en torno a la pandemia de virus mundial, alteran una angustia, ansiedad, depresión, estrés, frustración y preocupación generalizada, a falta de una vacuna preventiva o la ausencia de claridad en el tratamiento curativo adecuado. La incertidumbre acerca del futuro carcome la estabilidad anímica, emocional y sentimental en las personas, inclusive a nivel psicosomático, con afectación corporal de origen emocional. En la actualidad se lucha por una pronta y urgente convalecencia a nivel mundial, aunque al parecer el virus denominado Coronavirus COVID-19, llegó para quedarse con la posibilidad de volver a circular por el mundo. Esto es lo que llaman nuevas oleadas mundiales de pandemia en busca de personas vulnerables, especialmente quienes tienen mayores factores de riesgo. La observación generalizada de las personas es que la extensión mundial por el Coronavirus, sus consecuencias en la economía, educación, salubridad, laboral, turismo y social, nunca se había visto en la historia de la humanidad, salvo casos pasados focalizados en ámbitos regionales.
Debido a la ferocidad de este virus, su rápido contagio, esparcimiento o propagación mundial, su gravedad letal, los casos de incubación, portación y contagio asintomático, el aislamiento social, distanciamiento por salud y la complejidad en la atención de los pacientes, agravado por el descalabro económico social y desempleo, se considera que la actitud, mentalidad y pensamiento humano, tiene un antes y un después de este tipo de virus. La humanidad se regirá por la nueva formalidad de ser y vivir, que incide directamente en la norma de comportamiento y conducta. El mundo no será el mismo, porque queda un trauma social por la experiencia o impresión emocional sufrida, más la posible paranoia social, debido al delirio psíquico del surgimiento de futuras oleadas de este virus o de otros nuevos de mayor mortalidad, peligro y resistencia. Esta situación del Coronavirus globalizado, deja un estigma psicosocial sumado al acontecimiento presente del calentamiento global. La Biblia dice:
“Porque tengo por cierto que lo que en este tiempo se padece, no es de comparar con la gloria venidera que en nosotros ha de ser manifestada. Porque el continuo anhelar de las criaturas espera la manifestación de los hijos de Dios. Porque las criaturas sujetas fueron á vanidad, no de grado, mas por causa del que las sujetó con esperanza, Que también las mismas criaturas serán libradas de la servidumbre de corrupción en la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que todas las criaturas gimen á una, y á una están de parto hasta ahora. Y no sólo ellas, mas también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, es á saber, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esperanza somos salvos; mas la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿á qué esperarlo? Empero si lo que no vemos esperamos, por paciencia esperamos” (Romanos 8.18 al 25 – RVR1909).
Esta clase de gemir se caracteriza por ser una expresión auditiva, distinguida con una pronunciación enfatizada en lástima de dolor y sufrimiento. Es un lamento o quejido de un sentimiento interior de gran aflicción. El planeta en sí y toda la humanidad están como en situación de labores de parto, posiblemente en el período final del alumbramiento. Para ser criaturas en condición de hijos celestiales, que con espera y paciencia se obtenga salvación y liberación, con un cambio de naturaleza corporal corruptible a la de hijos de Dios incorruptibles. La concienciación es la acción efectiva de concienciar, o sea, emerger en la persona la consciencia en una determinada realidad, donde la persona se vuelve consciente de un asunto, problema o situación específica, para aumentar su valor de comprensión y entendimiento sobre el mismo. La humanidad y el planeta en general gime a una, porque observa o presiente lo dicho por Jesucristo: “Y por haberse multiplicado la maldad, la caridad de muchos se resfriará. Mas el que perseverare hasta el fin, éste será salvo. Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, por testimonio á todos los Gentiles; y entonces vendrá el fin” (Mateo 24.12 al 14 – RVR1909).
El amor o caridad de muchos se enfriará o resfriará, por haberse multiplicado la maldad. La Biblia dice: “Tened también vosotros paciencia; confirmad vuestros corazones: porque la venida del Señor se acerca. Hermanos, no os quejéis unos contra otros, porque no seáis condenados; he aquí, el juez está delante de la puerta. Hermanos míos, tomad por ejemplo de aflicción y de paciencia, á los profetas que hablaron en nombre del Señor. He aquí, tenemos por bienaventurados á los que sufren. Habéis oído la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y piadoso” (Santiago 5.8 al 11 – RVR1909). La combinación del Coronavirus COVID-19 con el calentamiento global, en su conjunto forman un acontecimiento mundial nunca antes visto, sin precedentes sino del último tiempo, previo a esta situación el mundo estaba convulsionado revolucionariamente en trastornar con inmoralidad y libertinaje, la normalidad del orden de la vida colectiva y legal. Se cumple el siguiente pasaje bíblico: “Sabiendo primero esto, que en los postrimeros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias, Y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento? porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación” (2 Pedro 3.3 al 4 – RVR1909).
El COVID-19 es solamente un aviso y muestra del caos mundial, que podría ser de mayor desastre, el que se provocaría con el calentamiento global de cierta cantidad de grados superiores a los actuales. En el pasaje anterior la burla acerca de la segunda venida de Jesucristo por parte de escépticos e incrédulos, que ignoran voluntariamente a conveniencia, para amordazar su conciencia de manera que no reciban un conocimiento cierto, completo y verdadero, ni la suficiente justificación racional para creer a Jesucristo, se reitera con la burla acerca de la resurrección de los muertos: “Empero Dios, habiendo disimulado los tiempos de esta ignorancia, ahora denuncia á todos los hombres en todos los lugares que se arrepientan: Por cuanto ha establecido un día, en el cual ha de juzgar al mundo con justicia, por aquel varón al cual determinó; dando fe á todos con haberle levantado de los muertos. Y así como oyeron de la resurrección de los muertos, unos se burlaban, y otros decían: Te oiremos acerca de esto otra vez.” (Hechos 17.30 al 32 – RVR1909). La forma adecuada de enfrentar el futuro y afrontar la dificultad, peligro y muerte, es la concientización y disciplina, la preparación en Dios Padre, con respeto y reverencia a su voluntad, su enseñanza y mensaje mediante Jesucristo. Se insiste enfáticamente que Jesucristo no es ninguna religión, por consiguiente ninguna religión es nuestro Señor Jesucristo.
En Lamentaciones encontramos lo siguiente: “Es por la misericordia de Jehová que no somos consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad. Mi parte es Jehová, dijo mi alma; por tanto en él esperaré. Bueno es Jehová á los que en él esperan, al alma que le buscare. Bueno es esperar callando en la salud de Jehová” (Lamentaciones 3.22 al 26 – RVR1909). Es oportuno clamar a Dios en todo momento, solicitar fortaleza en oración y la concienciación del Espíritu Santo en nuestras vidas. Pedir a Dios que los recuperados del Coronavirus COVID-19, de ninguna manera queden con algún daño pulmonar de consecuencias posteriores a corto, mediano o largo plazo. Que Dios nos ilumine para una mejor preparación del tiempo del fin, que podamos reconocer las señales de los tiempos en Cristo Jesús. Dios nos libre en estas épocas de las manifestaciones con marchas a favor de la discriminación y exclusión de Jesucristo en la vida social, donde se promueve eliminar a Jesucristo de toda institución pública, de las universidades y de la educación en general, en países que se hacen llamar cristianos. Semejante a nivel de naciones de regímenes ateos, inclusive de grupos que quemaron Biblias en señal de protesta. La Biblia dice: “Y vi otro ángel volar por en medio del cielo, que tenía el evangelio eterno para predicarlo á los que moran en la tierra, y á toda nación y tribu y lengua y pueblo, Diciendo en alta voz: Temed á Dios, y dadle honra; porque la hora de su juicio es venida; y adorad á aquel que ha hecho el cielo y la tierra y el mar y las fuentes de las aguas” (Apocalipsis 14.6 al 7 – RVR1909).
La muerte ronda por las calles y ciudades de este mundo, donde el planeta por completo está vinculado como una sola ciudad o civilización humana. Esta muerte que ronda es invisible, oculta y silenciosa, por ser microscópica, para identificar el foco de microbios en una superficie, se requiere la invención de un tipo de espray de reacción química que la cambie de color. Dios nos puede ayudar con su energía, fuerza y poder de su Espíritu. La concienciación de la conciencia colectiva o individual es por medio del Espíritu Santo. ¿Qué ocurre en estos tiempos del fin? Jesucristo en relación con la energía, fuerza y poder del Espíritu Santo dice lo siguiente: “Y cuando él viniere redargüirá al mundo de pecado, y de justicia, y de juicio: De pecado ciertamente, por cuanto no creen en mí; Y de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; Y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo es juzgado” (Juan 16.8 al 11 – RVR1909). Hace alrededor de dos mil años no creyeron en Jesucristo, al día de hoy la sociedad mundial en general se avergüenza, niega y rechaza a Jesucristo. Muchos llamados cristianos siguen su propia religión cultural y social, pocos son los auténticos discípulos de Jesucristo, según su ejemplo y modelo de vida. No se trata de generalizar, pero es necesario para la sociedad recapacitar y reconocer, la práctica y seguimiento a Jesucristo histórico conforme a las Escrituras: “Mas cuando vinieron á Jesús, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas: Empero uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y luego salió sangre y agua. Y el que lo vió, da testimonio, y su testimonio es verdadero: y él sabe que dice verdad, para que vosotros también creáis. Porque estas cosas fueron hechas para que se cumpliese la Escritura: Hueso no quebrantaréis de él. Y también otra Escritura dice: Mirarán al que traspasaron” (Juan 19.33 al 37 – RVR1909).
La Escritura Sagrada ya había anunciado y profetizado a Jesucristo histórico:
“Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto: y como que escondimos de él el rostro, fué menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fué por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados: el castigo de nuestra paz sobre él; y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino: mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. Angustiado él, y afligido, no abrió su boca: como cordero fué llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca” (Isaías 53.3 al 7 – RVR1909).
El principal anuncio profético de Cristo fue comparado o relacionado con el cordero de pascua: “No es buena vuestra jactancia. ¿No sabéis que un poco de levadura leuda toda la masa? Limpiad pues la vieja levadura, para que seáis nueva masa, como sois sin levadura: porque nuestra pascua, que es Cristo, fué sacrificada por nosotros. Así que hagamos fiesta, no en la vieja levadura, ni en la levadura de malicia y de maldad, sino en ázimos de sinceridad y de verdad” (1 Corintios 5.6 al 8 – RVR1909). Este pasaje indica que nuestra pascua es Cristo, así que celebremos a Cristo en nuestras vidas sin malicia ni maldad, sino con sinceridad y verdad. Así dice la palabra de Dios:
“Porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo. Y si invocáis por Padre á aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conversad en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación: Sabiendo que habéis sido rescatados de vuestra vana conversación, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro ó plata; Sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación: Ya ordenado de antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postrimeros tiempos por amor de vosotros, Que por él creéis á Dios, el cual le resucitó de los muertos, y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sea en Dios. Habiendo purificado vuestra almas en la obediencia de la verdad, por el Espíritu, en caridad hermanable sin fingimiento, amaos unos á otros entrañablemente de corazón puro: Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios, que vive y permanece para siempre” (1 Pedro 1.16 al 23 – RVR1909).