No importa tu condición, todo aquel que confiesa el nombre de Jesús será salvo, libre y restaurado.
Jesús hoy se detiene frente a ti y te pregunta: ¿Qué quieres que haga por ti?

Pide al Señor que abra tus ojos espirituales para ver su abundante gracia, misericordia y amor. No te desalientes ni te desanimes, el Señor camina junto a ti cada día a tu lado.