6) La teoría del paradigma y la percepción.

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La personalidad de los Discípulos de Jesucristo.

         Las teorías filosóficas y religiosas en lo concerniente al misterio, mito o lo sagrado, surgen de la especulación, mediante la observación atenta y la investigación minuciosa, con la aplicación y desarrollo del pensamiento profundo en el escrutinio de conjeturas, creencias o supuestos. Hay una presunción y vanidad infundada: “Porque habiendo conocido á Dios, no le glorificaron como á Dios, ni dieron gracias; antes se desvanecieron en sus discursos, y el necio corazón de ellos fue entenebrecido. Diciéndose ser sabios, se hicieron fatuos,” (Romanos 1.21 al 22 – RVR1909). Esta profundidad del pensamiento se genera de acuerdo con la capacidad del mismo ser humano, sin ser necesariamente consecuente con el pensamiento o mentalidad de Jesucristo, según con su transmisión del conocimiento celestial: "Mirad que ninguno os engañe por filosofías y vanas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los elementos del mundo, y no según Cristo: Porque en él habita toda la plenitud de la divinidad corporalmente:” (Colosenses 2.8 al 9 - RVR1909).

 

Las sutilezas son conceptos vanos e impresionables para quienes desconocen la preeminencia de Cristo: “Y en él estáis cumplidos, el cual es la cabeza de todo principado y potestad:” (Colosenses 2.10 – RVR1909), porque son conceptos construidos sin el fundamento de Cristo, por consiguiente sin exactitud y profundidad en el conocimiento enviado directamente de Dios Padre, a través de Jesucristo. Solamente con base en la capacidad humana de formular conceptos fundamentados en sus propias creencias e hipótesis: “Los cuales mudaron la verdad de Dios en mentira, honrando y sirviendo á las criaturas antes que al Criador, el cual es bendito por los siglos. Amén.” (Romanos 1.25 – RVR1909).

 

         Estas teorías la humanidad las asume como ejemplos o modelos, aunque sea fuera de Cristo, ya que el ser humano por sí mismo, debido a su autonomía de entendimiento, ejerce su argumento particular por su propia cuenta o razón, con el comentario, interpretación u opinión, sin tomar en cuenta a Jesucristo. Las consecuencias son el carecer de la capacidad o posibilidad de comprobar o examinar la realidad o verdad celestial del testimonio de Cristo, una justificación y prueba de la verdad, verificable con la exactitud de la fuente o procedencia directa de Dios, según el pensamiento de los discípulos de Jesucristo: “Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿quién le instruyó? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo” (1 Corintios 2.16 - RVR1909).

 

         En otras palabras, el ser humano da por sentado o supone un razonamiento hipotético, como una verdad absoluta, a pesar de la limitación humana de basarse en la percepción de sus sentidos, para justificar una creencia como verdadera. Recibir la comprensión del conocimiento espiritual restringido por el alcance de la percepción natural, en lugar de la intervención del  conocimiento celestial provisto por Jesucristo, se queda en un radio de acción o influencia exclusivamente en lo natural, sin poder trascender a lo espiritual: “Mas el hombre animal no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque le son locura: y no las puede entender, porque se han de examinar espiritualmente.” (1 Corintios 2.14 - RVR1909).

 

         Por lo tanto, si hay restricción para acceder al conocimiento espiritual, con más dificultad se podría tener acceso al celestial, porque se le imposibilita a los seres humanos el identificar y reconocer con claridad a Jesucristo, su ejemplo, legado y modelo de vida cotidiana. Esta imposibilidad humana es causada por la influencia de los paradigmas de cada persona, con sus propias percepciones de la vida y filosofías de convivencia, arrastrados mayormente por las corrientes masivas junto con los demás integrantes de la sociedad: “Hay camino que al hombre parece derecho; Empero su fin son caminos de muerte.” (Proverbios 14.12 y 16.25 – RVR1909). El verdadero protagonista de la vida es Jesucristo, quien es digno del primer plano de admiración y seguimiento, el primer lugar y la prioridad de nuestra atención, con toda la alabanza, gloria y honra: “Jesús le dice: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida: nadie viene al Padre, sino por mí.” (Juan 14.6 – RVR1909). ¿Cómo se puede incorporar a la personalidad humana la experiencia vivida por Jesucristo aquí en el planeta Tierra? Hay una gran diferencia entre ser un observador de la teoría de sus enseñanzas o un verdadero practicante de la vivencia de Jesucristo.

 

         Desde el principio en la creación ocurre un ardid, o sea, un artificio para lograr el engaño y la mentira en Adán y Eva: “Mas temo que como la serpiente engañó á Eva con su astucia, sean corrompidos así vuestros sentidos en alguna manera, de la simplicidad que es en Cristo” (2 Corintios 11.3 – RVR1909). La simplicidad implica sinceridad libre de fingimiento, sin apariencia o simulación, sin el artilugio de la trampa, para burlar o perjudicar con hacer creer lo que no es verdad. Así surgen una infinidad de creencias y doctrinas eclesiásticas que ocultan u opacan la gloria de Jesucristo. La muchas enseñanzas sin trascendencia y contrarias a resaltar la misión y vida ejemplar de Jesucristo, como modelo de la cotidianidad. El engaño y mentira de vivir una vida sin Cristo y aún así pretender cumplir con una vida para Dios Padre: “Nadie os engañe con palabras vanas; porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia. No seáis pues aparceros con ellos; Porque en otro tiempo erais tinieblas; mas ahora sois luz en el Señor: andad como hijos de luz,” (Efesios 5.6 al 8 – RVR1909).

 

         ¿Cuál es el engaño y mentira? Hacer creer una postura sesgada como una verdad a medias, es una falacia elaborada con astucia como palabra de Dios, con un rumbo torcido y cortado al establecido verdaderamente por Dios: “… ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió á la serpiente:… dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, porque no muráis. Entonces la serpiente dijo á la mujer: No moriréis;” (Génesis 3.1 al 4 - RVR1909). ¿En pos de quién va la humanidad, a quién siguen con gran devoción en el primer lugar? Porque si no es a Jesucristo establecido por Dios Padre, entonces es en vano:

“Que decían en alta voz: El Cordero que fué inmolado es digno de tomar el poder y riquezas y sabiduría, y fortaleza y honra y gloria y alabanza. Y oí á toda criatura que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y que está en el mar, y todas las cosas que en ellos están, diciendo: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la bendición, y la honra, y la gloria, y el poder, para siempre jamás.” (Apocalipsis 5.12 al 13 – RVR1909).

 

         La serpiente desempeña una actuación y papel de hipocresía, inclusive con la apariencia de un ser de confianza y justicia, igual sus servidores: “Así que, no es mucho si también sus ministros se transfiguran como ministros de justicia; cuyo fin será conforme á sus obras” (2 Corintios 11.15 – RVR1909). Esto no representa la obra auténtica o genuina de Jesucristo, sino un ministerio de falsos servidores para su propio beneficio e intereses mezquinos: “Porque los tales no sirven al Señor nuestro Jesucristo, sino á sus vientres; y con suaves palabras y bendiciones engañan los corazones de los simples” (Romanos 15.18 – RVR1909). En este caso los simples se refieren a quienes con la mentira se dejan engañar, por aquellos que son enemigos del sacrificio de Cristo: “Cuyo fin será perdición, cuyo dios es el vientre, y su gloria es en confusión; que sienten lo terreno.” (Filipenses 3.19 – RVR1909).

 

         Hay una coherencia entre la hipocresía descrita desde el principio con la serpiente, Adán y Eva, en relación con los que aparentan ser servidores de Cristo y no lo son: “Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí. Y Jehová Dios dijo á la serpiente: Por cuanto esto hiciste,… Y enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.” (Génesis 3.13 al 15 – RVR1909). Adán y Eva en un principio conocen solamente el bien, la serpiente astuta representa en cierta forma el mal y la muerte. Esta serpiente en específico tiene un interés de que Adán y Eva pasen a conocer el mal y por consiguiente como consecuencia la muerte. Hay un complot, confabulación o conspiración entre la simiente de origen o procedencia de la serpiente, o sea, de quienes cultivan y cosechan la semilla del mal, contra la simiente de Cristo, sin embargo, Jesucristo con el bien vence el mal y la muerte:

“Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por la muerte al que tenía el imperio de la muerte, es á saber, al diablo. Y librar á los que por el temor de la muerte estaban por toda la vida sujetos á servidumbre. Porque ciertamente no tomó á los ángeles, sino á la simiente de Abraham tomó. Por lo cual, debía ser en todo semejante á los hermanos, para venir á ser misericordioso y fiel Pontífice en lo que es para con Dios, para expiar los pecados del pueblo.” (Hebreos 2.14 al 17 – RVR1909).

 

         El principio del Génesis muestra el anuncio de enemistad entre la mujer y la serpiente, entre sus simientes, y las heridas en la cabeza y el calcañar o talón. ¿Qué significa esta simbología? Al parecer una serpiente aún con herida en la cabeza, conserva su capacidad de reflejo o reacción motriz, inclusive mantiene sus acciones motoras muchas horas después de su muerte, por ejemplo la reacción automática de morder como mecanismo reflejo. Resulta que Jesucristo es herido de muerte en el sacrificio en la cruz, representado por la herida en el calcañar o talón, sin embargo, con su muerte venció a la muerte misma a través de la resurrección: “Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho. Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adam todos mueren, así también en Cristo todos serán vivificados.” (1 Corintios 15.20 al 22 – RVR1909). Jesucristo con su hazaña, establece un punto de partida histórico y profético, de tal manera que la cronología histórica de la humanidad se señala desde un antes de Cristo o un después de Cristo. Esto significa que Jesucristo sobresale por encima de cualquier gobernante, principal o príncipe de este mundo: “Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria: La que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca hubieran crucificado al Señor de gloria:” (1 Corintios 2.7 al 8 – RVR1909).

 

         La cabeza de la serpiente representa cierta autoridad del mal, encabezado por los gobernantes y principales, tanto políticamente como religiosos:

“Asistieron los reyes de la tierra, Y los príncipes se juntaron en uno Contra el Señor, y contra su Cristo. Porque verdaderamente se juntaron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, al cual ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los Gentiles y los pueblos de Israel, Para hacer lo que tu mano y tu consejo habían antes determinado que había de ser hecho. Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y da á tus siervos que con toda confianza hablen tu palabra;” (Hechos 4.26 al 29 – RVR1909).

 

         Nótese como la expresión: “para hacer lo que tu mano y tu consejo habían antes determinado que había de ser hecho” concuerda con el anuncio desde el principio del Génesis acerca de la enemistad entre la mujer y la serpiente, entre sus simientes, y las heridas en la cabeza y el calcañar o talón. Jesucristo con su acto de sacrificio en la cruz vence el mal y hiere la cabeza de la serpiente: “Y despojando los principados y las potestades, sacólos á la vergüenza en público, triunfando de ellos en sí mismo” (Colosenses 2.15 – RVR1909).

 

         Pero cuál es el significado de la herida en la serpiente, específicamente en la cabeza, esto es, el nombre de Jesucristo recibe toda la potestad, pasa a ser la autoridad y la cabeza del ángulo principal de la edificación de Dios:

“Y aconteció al día siguiente, que se juntaron en Jerusalem los príncipes de ellos, y los ancianos, y los escribas; Y Anás, príncipe de los sacerdotes, y Caifás, y Juan y Alejandro, y todos los que eran del linaje sacerdotal; Y haciéndolos presentar en medio, les preguntaron: ¿Con qué potestad, o en qué nombre, habéis hecho vosotros esto? Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo: Príncipes del pueblo, y ancianos de Israel: Pues que somos hoy demandados acerca del beneficio hecho á un hombre enfermo, de qué manera éste haya sido sanado, Sea notorio á todos vosotros, y á todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, al que vosotros crucificasteis y Dios le resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano. Este es la piedra reprobada de vosotros los edificadores, la cual es puesta por cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salud; porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado á los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4.5 al 12 – RVR1909).

 

         Obsérvese como la serpiente aún con la herida en la cabeza, conserva su capacidad de reflejo o reacción, inclusive de morder e inyectar su veneno, al parecer similar a una serpiente decapitada y muerta, que mantiene sus acciones motoras por varias horas. Así menciona Pablo o la escuela paulina en la segunda epístola a Timoteo:

“Pero tú has comprendido mi doctrina, instrucción , intento, fe, largura de ánimo, caridad, paciencia, Persecuciones, aflicciones, cuales me sobrevinieron en Antioquía, en Iconio, en Listra, cuales persecuciones he sufrido; y de todas me ha librado el Señor. Y también todos los que quieren vivir píamente en Cristo Jesús, padecerán persecución.” (2 Timoteo 3.10 al 12 – RVR1909).

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